Publicado por Trofeo pesca en 1999.
El barco de arrastre navegaba lentamente a l6 millas de Torrevieja. Desde su popa dos tensos cables de acero se hundían oblicuamente en las azules aguas del mar. Habían largado unos 400 metros de cable para que las portas o divergentes en las cuales iba enganchados los dos extremos de la red, fueran arañando el fondo marino. La red así abierta se arrastraba a 150 metros de profundidad por un fondo liso y arenoso, en busca de la apreciada gamba roja.
De pronto un tirón brusco hacia atrás sacudió el barco y sacó de su modorra al patrón y su tripulación, al tiempo que comprobaban que la embarcación se detenía batiendo la hélice inútilmente la mar. Una maldición se escapó de la boca del patrón al tiempo que echaba un vistazo rápido a la sonda y también al radar para averiguar por las distancias a cabo de Palos y al cabo de Cervera, cual era su exacta situación. -¡ Aquí no hay rocas!- exclama- ¡Debe ser un maldito barco hundido!-
Efectivamente al dar atrás y ponerse en la vertical del obstáculo, para así poder desenganchar las portas y la red, a costa de desgarrarse ésta totalmente, pudo ver en el fondo, a través de la sonda, la silueta característica de un naufragio de los muchos que existen en nuestra zona.
Unos meses después, con los datos proporcionados por el patrón de la “gambera”, la tripulación del Chambel fuimos a buscarlo. No era un pecio conocido, por lo que indudablemente debía de tener pescado grande refugiado en torno a este gran escollo submarino.
Fue un poco compleja su búsqueda, ya que no teníamos radar a bordo. Solamente contábamos con una estupenda sonda gráfica y un Loran C, aparato que utilizábamos hacía unos años y que mediante la captación de señales radioeléctricas emitidas desde 3 puntos de la costa permitía la localización geográfica aproximada de nuestro barco. Con ayuda de un gran mapa militar a una escala de 1/50.000 que teníamos en casa, calculamos la posición del naufragio a partir de las distancias de radar proporcionado por el patrón del arrastrero.
Con esta situación aproximada introducida en la pantalla de nuestro Loran, una mañana de primavera, con la mar en calma, salimos de Torrevieja rumbo al lugar del naufragio.
Tras una hora y media de navegación llegamos a la probable situación del pecio. Sabíamos que el Loran C nos daba un error posible de casi media milla.
Por eso balizamos el punto probable para que nos sirviera de referencia y según el plan establecido, navegamos en zig-zag media milla en torno a esta posible ubicación. Tras un par de horas de búsqueda dimos al fin con él vapor hundido.
Con gran alegría y ansiedad por los resultados que intuíamos, lo balizamos rápidamente. Por desgracia, aquel primer día no pudimos pescar sobre el pecio fondeados, ya que la corriente existente hacía imposible el situar nuestros cebos encima del vapor.
Pescando a la deriva por encima de él, logramos unos cuantos besugos y gallinetas o pollos (Helicolenus dactylopterus).
Unas semanas después, y antesque otros cdolegas nos siguieran, logramos al fin pescarlo adecuadamente. Ibamos a bordo del “Chambel” M. Gómez, Martínez Galiano, Rate y yo.Pescábamos con línea de mano algo gruesa, para que los volantines no se liaran en cubierta. Los aparejos terminales, que eran de línea de 0,60 mm , iban lastrados con plomos de 300 a 500 gramos y llevaban 3 anzuelos del 4/0. El cebo era alacha en grandes tacos y calamar.
Encarnamos en un volantín con anzuelo del 6 /0 y terminal de acero de 60 libras , un besugo vivo de unos 300 gr. en busca de las grandes piezas.
La mañana era espléndida. La mar esta en calma y la tripulación estaba gozando de una mar preciosa. Estábamos alegres pues todos teníamos la ilusión de conseguir un buen pescado de los que se refugian en los pecios. Trabajosamente, dada la profundidad, íbamos subiendo besugos, lagartos y pollos.
De pronto, la paneta de corcho en la que está enrollado el resto de una de las líneas de pesca, la que lleva el besugo vivo, empieza girar con violencia perdiendo línea y estando a punto de irse al agua.
Rate la coge y da un gran tirón para clavar y enseguida nota una resistencia invencible, al tiempo que percibe unos tirones bruscos y poderosos que indican que allá abajo, a 150 metros debajo de nosotros, en la oscura profundidad submarina, hay un enorme animal tirando del aparejo. La emoción aumenta al pensar que el bicho que ha tragado un besugo de 300 gramos , debe ser forzosamente muy grande. A Rate le es imposible al principio levantarlo del piso.
Al fin logra elevarlo unas brazas, lo suficiente para evitar que aquel animal vuelva a refugiarse en el pecio. A veces vemos que el bicho se deja subir, pero de pronto, con bruscas sacudidas, el animal se va inconteniblemente hacia abajo, debiéndole ceder nuestro amigo unos metros de línea para que no rompa el aparejo. Poco a poco lo vence.
Retiramos rápidamente nuestras líneas del agua y nos asomamos por la borda. Allá abajo se empieza a ver una imagen blanquecina y alargada que pronto identificamos como un monstruoso congrio. Aún, de vez en cuando, da unas tarascadas tremendas queriéndose desprender del anzuelo, lo que nos hacen temer a todos que se pueda perder el pescado.
Preparamos un par de bicheros. Alguien dice jocosamente : -¡Si subís eso a bordo, yo me bajo! !Soltadlo, ¿para qué queremos ese bestiajo?-
Pero ni Rate ni yo estamos dispuesto a ceder nuestra presa.
El enorme congrio está ya, al lado del barco. Con decisión le clavo un bichero cerca de la cabeza y Manolo otro por el vientre para que no gire. De todos modos el congrio se retuerce batiendo la cola en el agua con furia. Lo levantamos un poco y le pasamos un cabo por la cabeza para inmovilizarlo junto a la borda. Allí con un mazo le golpeamos la cabeza y luego le clavamos un gran cuchillo de monte en la nuca. Solamente entonces lo subimos a bordo, ya que sus poderosas mandíbulas y dientes son realmente realmente temibles.
Lo pesamos al llegar, en la Lonja de la Cofradía de pescadores. Pesó 38 kilos y midió 2,10 metros de largo. Posteriormente averigüé su edad, contando los anillos de crecimiento de sus vértebras. Ello le dio una edad aproximada de 24 a 25 años.
Bajo otra gran pieza conseguida en el vapor 16, ese mismo año . La foto de mar nos la hizo "Agustico", que pronto localizaría tambien el pecio.
Arriba lo que inicialmete tomamos por una gran cherna y que después comprobamos que era un mero dentón de cerca de 30 kg.
La foto siguiente está fechada en julio del 90.
Queriendo reproducir la totalidad del artículo publicado en Trofeo Pesca en 1999 inserto a continuación otros aspectos relativos al congrio que formaban parte del mismo:
"Ya en casa leía unas cosas curiosas con relación a la vida y costumbres de los congrios.
Viven, como sabemos, cerca de la orilla incluso, en cuevas y zonas rocosas, pero los grandes ejemplares se encuentran mar adentro sobre todo en pecios donde los hemos pescado a menudo. Se encuentran incluso en fondos rocosos de más de 1.000 metros de sonda. De ordinario cazan de noche alimentándose de peces, moluscos e incluso crustáceos. Tienen un apetito insaciable pero –según cuentan los submarinistas- no son agresivos si no se les molesta. Poseen una boca grande y poderosa. Sus dientes son mas bien pequeños para su tamaño pero suficientes para sujetar firmemente a sus víctimas, a las que aplastan antes de tragarlas enteras.
En los primeros años tienen un crecimiento rápido. Así he comprobado en sucesivas capturas, que a los 3 años miden 1´20 y pesan 3 kilos. A los 5 años miden 1´57 y pesan 9 kilos. A los 11 años tienen 1´70 de largo y 14 a 15 kilos de peso. Pero según biólogos como MUUS y DALSTRON se ha visto que en acuarios y con gran disponibilidad alimenticia aumentaban nada menos que 40 kilos en tan solo 5 años. En la Naturaleza se les ha visto alcanzar a las hembras hasta los 3 metros y 65 kilos de peso. En cuanto a los machos, se piensa que crecen hasta un metro de longitud y pesan como máximo algo menos de un kilo.
Parece ser que el congrio atlántico se reproduce en zonas como el Mar de los Sargazos tal como lo hace la anguila. Pero para muchos autores, el congrio (y sobre todo el mediterráneo), migraría a zonas profundas de 800 a 2.000 metros cercanas a su hábitat, para allí desovar. Se cree que la puesta es de unos 10 a 14 millones de huevos flotantes de los que saldrán larvas lanceoladas (leptocephalos) parecidas a las de las anguilas. Parece ser que una vez realizada la freza, tanto machos como hembras mueren al debilitarse y decalcificarse.
Hay descritas 15 variedades de congrios pero ésta es la única que abunda en aguas europeas. Las otras dos especies de nuestras aguas son muy poco conocidas pues habitan en aguas muy profundas. Son la varga ( Ariosoma baleárica ) y el congrio dulce o Batycongrus mistax.
En nuestra zona la carne del congrio es poco estimada, seguramente por el fuerte olor del mismo y quizás también por aspecto serpentiforme. La realidad es que, bien cocinado, es de un sabor delicioso.
Me van a permitir en esta ocasión, añadir a este relato de pesca, unos pequeños consejos prácticos y culinarios. El primero es el de que, en vez de plantearle la papeleta a nuestra paciente esposa, echándole en el fregador de su cocina “ ese bicho repugnante que parece una culebra”, deberían Uds. -si me permiten el consejo- ( yo lo hago ya), darle el “problema” casi resuelto. De ordinario nosotros, mientras navegamos hacia tierra o ya en el embarcadero, con gran espacio y agua abundante, lo limpiamos primero de su mucus cutáneo bien raspándolo con un cuchillo o con ayuda de trapos ó arpillera. Luego lo destripamos, lavamos y troceamos. Ello, aparte de evitar, digamos, “enojosas discusiones matrimoniales” (estimuladas, claro, por las repetidas y prolongadas ausencias del pescador), hará perder al congrio parte de su fuerte olor y podremos además conservarlo mejor.
En casa utilizamos la cabeza y cola para hacer estupendos arroces a la marinera en los que se incluye como es sabido una cabeza entera de ajos y una ñora por persona. Con la carne del congrio una vez quitadas las espinas se logran estupendas ensaladas con lechuga y salsa rosa ( mahonesa con ketchup y un chorrito de whisky).
Con la parte del tronco-del orificio anal a la cabeza- que es mucho menos espinosa, troceada en rodajas, se puede hacer un guiso que describo a continuación.
Ingredientes.
• Un kilo de congrio en rodajas 2 ñoras
• 2 cebollas
• 2 dientes de ajo
• ½ bote de tomates triturados
• 100 c.c de vino blanco
• 100 c.c. de aceite de oliva
• Una pastilla de caldo de pescado
• Sal y una pizca de pimienta
Se trituran las ñoras y sofríen con dos dientes de ajo. Se añaden a la sartén las cebollas (una vez trituradas) y el tomate, y se hace un sofrito con todo. Se pone en la olla un vasito de agua otro de vino y la pastilla de caldo de pescado. Poner las rodajas del congrio y verter encima el sofrito. Hervir media hora en olla a presión. Acompañar con patatas fritas o si se desea hacerlo en plan guiso, incluir patatas en trozos en la olla para que hiervan junto con el pescado”.
Créanlo. Está delicioso.
Este articulo fue publicado en Trofeo pesca en 1999.