LA PESCA DEL ATUN EN LA TORREVIEJA DEL SIGLO XIX La pesca
deportiva del atún tiene sus raíces, como tantas otras pesqueras,
en los métodos artesanales de pesca. |
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Punta Cornuda.
Pequeño puerto refugio en la Torrevieja de fin del siglo XIX |
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.“Los
Valentines” era una de las embarcaciones llamadas “las enviás”
o barcos auxilares de “los parejones”. Estos barcos de arrastre,
que faenaron a vela hasta el año 1.927, lo hacían en parejas
para abrir más la red y tener mas potencia de arrastre. Había
un periodo de veda que afectaba a esta clase de pesca, que empezaba el
30 de Abril y terminaba el 7 de Septiembre, periodo ideal para permitir
el desove de la mayoría de los peces bentónicos. Creo que
“los antiguos” nos dan a todos actualmente, un buen ejemplo
de “conservacionistas y ecológicos” ahora que se estilan
tanto estas palabras e ideas, pero que por desgracia no siempre se llevan
a la práctica. |
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Alguno
de estos barcos se dedicaba entonces a la pesca del bonito con “volantas”
en aguas africanas. Allá iban primero a vela, y luego, a partir
de 1.927 como he dicho, con motores rudimentarios de menos de 50 C.V.
Valentín Rojas, iba allí también, pero otros años
pescaba el atún en aguas de Torrevieja. A partir del 30 de abril, Valentín y otros empezaban a salir al mar a calarlas. Las panas se componían básicamente, de unas ramas de pino cuya finalidad era proporcionar abrigo a bancos de pequeños jureles que se cobijaban allá huyendo de los depredadores. Estas ramas, que flotaban en el agua junto a grandes planchas de corchos con banderolas, se fijaban al fondo mediante grandes pedrales y cabo de esparto unas 25 brazas más largo que la profundidad existente. Calaban 50 o 60 formando lo que llamaban “andanones”. Lo hacían a unas 12 millas al 105º de Torrevieja. Curiosamente, en esas zonas señaladas por Valentín, los que nos dedicamos, muchos años después, a la pesca del atún con caña y carrete, los veíamos también con frecuencia allí... antes de que los atuneros de cerco comunitarios y los japoneses saquearan nuestros caladeros. Según me contó nuestro antiguo Presidente, Manolo Espinosa, también él había hecho esta pesquera con panas, que ellos calaban incluso frente al C. Cervera, en tan solo 15 metros de sonda. |
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Muelle
del Turbio y botes de pesca dedicados a la pesca de la melva y atun al
comienzo del siglo XX |
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Hacia
mediados de mayo, ”Los Valentines” con su patrón, sus
hijos y varios hombres, se hacían a la mar en la madrugada, a vela,
aprovechando la brisa de tierra, y en unas 2 o 3 horas llegaban a la zona
donde tenían caladas las panas. Para localizarlas les bastaban
las señas ( enfilaciones) y si estas no se veían, con la
ayuda de una sonda formada por una plomada y cordel, con el tiempo de
navegación y el rumbo aproximado daban con ellas. Las dotes marineras
de aquellos hombres les hacían navegar, a veces, orientándose
tan solo en “como caía la mar a la salida de Torrevieja”
y en qué ángulo debían tomar las olas para llevar
el rumbo adecuado. Al llegar, recorrían las panas para comprobar en donde se habían cobijado los cardúmenes de pequeños jureles y si había ya melvas o atunes cebándose con ellos. Porque al principio de la temporada era la melva la protagonista de sus pesqueras. Cogían un buen puñado de “jurelicos” con salabres y los mantenían vivos en baldes para servirles de cebo y anguado. Procuraban mantener el pequeño banco de jureles abrigados al barco, despegándolos previamente de la pana, utilizando otro ramaje que llevaban amarrado en popa y lastrado al que llamaban “despoblador”. Con éste iban navegando despacio, con el banco de jureles ahora siguiéndoles, para que sirvieran de reclamo al atún. No era raro entonces que se les metieran bajo del barco atunes de 20 o 30 kilos atraídos por los jureles vivos. A veces lo hacían atunes enormes de mas de 100 Kilos |
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Los Valentines
a su llegada al muelle con un buen puñado de atunes pescados en
las "panas" |
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Me
contaba Valentín, que entonces los pescaban con lienzas o cordeles
de cáñamo sujetos a varas todo a lo largo de ellas, que
terminaban por un lado en un chicote recio anudado que servía de
tope para la mano. Por el otro había un corto aparejo cuya camada
de línea de acero (de cuerdas de piano) tenía un gran anzuelo
empatillado, cebado con jurel vivo pasado por entre los ojos. Una vez
clavado el atún no les daban el menor cuartel, volteándolos
hábilmente a bordo. Cuando entraban los atunes gordos los tentaban
igual, aguantando su embestida si era preciso entre 3 o 4 hombres, ya
que lo que interesaba, era echarlos arriba lo antes posible para que el
grupo de atunes que tenían a la vista, no se largaran. A la fuerza
bruta y con ayuda de grandes bicheros los metían a bordo. A veces, después de tanto bregar, tenían que volver a tierra, si había calma, con ayuda de 4 pares de remos hasta que el viento les fuera favorable |
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Pesca del atun con "filaero" Cuando llevaban cierto tiempo en el agua, las ramas de pino se “ameraban” y tendían a hundirse por lo que las retiraban, dedicándose Valentín entonces, a otra modalidad de pesca del atún, esta vez con carnada muerta de un modo parecido a como lo hacemos en la actualidad. La diferencia es que ellos iban haciendo rastro navegando muy despacio, en vez de dejar el barco a la deriva como hacemos ahora. Solo paraban cuando daban con el atún o lo intuían por el vuelo en picado de las gaviotas. Utilizaban un aparejo muy semejante al que emplean actualmente los pescadores artesanales de atún. Le llaman “caloma” o “filaero” Se componía de unos 200 m de lienza de cáñamo, adujada cuidadosamente en un capazo, con el chicote terminal saliendo por un lado para poder empalmar ahí, en un momento dado, otro cabo más grueso. La camada era también de línea de “ cuerda de piano” |
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Las fotos de Valentín
reproducen una buena pesquera. 50 atunes de 20 kilos, parte de los cuales
estaban ya desembarcados en el muelle del Turbio. Aquel viejo muelle
creado por Mínguez allá por el año 1.874.
Desembarcando un atún en la playa, junto al muelle |
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| "Y
entonces empieza una violenta lucha en la que unas veces pueden cobrar
un poco de cabo y otras la fuerza bruta de aquel animal arrastra el barco
al aguantar con firmeza el aparejo. Izan la vela para navegar hacia el
atún tratando de cobrar algo de línea . En ocasiones lo
consiguen para seguidamente sacarles de nuevo toda la lienza. El tiempo
pasa rápido, el sol está ya bien arriba del horizonte y
la brisa del N.O los va acercando a la próxima isla de Tabarca.
En un momento determinado el chaval le grita a su padre -¡que nos
vamos contra las piedras!-. Valentín aborda con destreza un playón
rocoso que existe por la parte sur de Tabarca y embarranca el bote a pocos
metros de la orilla. El atún debe estar casi agotado ya que los
tirones son menos violentos. Varios tripulantes se echan a la mar donde
el agua les llega a la cintura. Los de abordo le pasan el aparejo y con
él en las manos, aquellos alcanzan la orilla. Es desde allí
cuando aquel increíble animal es definitivamente vencido y varado
en tierra”. Allí le cortaron la cabeza y destriparon, llevándolo luego a la Lonja de Santa Pola donde pesó en canal cerca de 200 kilos. Aquel atún presentó una defensa increíble frente a gente curtida, fuerte y con experiencia en estos lances. Y es lo que hemos comentado alguna vez; que atunes con peso entre 180 y 250 kilos son enormemente fuertes y resistentes. A veces atunes de mas peso, quizás por estar mas provistos de grasa, se han dejado abatir antes. |
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