La
pesca sobre estos enormes fondos tiene unas especiales características,
derivadas especialmente de la imposibilidad de fondearse en estas grandes
sondas.
Quiero
intercalar en esta ocasión mis impresiones en un día de
pesca en estos fondos, a bordo del "Okapi"acompañando
a su patron Joaquin, a Eduardo " el Bicicleta " y a Pepe el
"mecánico", para explicar la técnica especial
a utilizar en estos abismos submarinos
6 chernas de 6 a 20 kilos un gran sable y un puñado de
pollos fué la pesca de ese día
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"Ya
en camino hacia el pesquero, compruebo, que tanto Joaquín como
Eduardo “van a por todas”. Se va a pescar sobre los 380 a
400 m. de sonda en busca de piezas grandes, especialmente chernas. Mientras
navegamos, Eduardo, ayudado por Pepe, prepara los terminales para sendos carretes. Lo forman camadas de palmo y medio de línea
del 150, con anzuelos del 6/0 a 8/0, separadas una de otra por unos 20
cm. El porqué de aparejos tan gruesos es por que no es raro clavar
piezas tremendas. De hecho, a veces, al sacar alguna cherna de 4 o 5 kilos
les han atacado enormes tiburones que las han partido por la mitad. Incluso
me enseñan una foto, de un pez espada de 40 kilos que acosó
a un sable cuando era subido desde el fondo y que, al engancharse en varios
anzuelos, lograron subirlo a bordo".
"Para facilitar la escasa visión en
tan grandes profundidades intercalan perlas fluorescentes
entre las camadas. Colocan en el terminal, un emisor de destellos luminosos
y de vibraciones cuya eficacia fue comprobada a lo largo de toda la jornada
de pesca, ya que el otro aparejo no lo tuvo, al perder el emisor destelleante
en un enganche. La diferencia de capturas de uno a otro fue abrumadora.
Los aparejos van lastrados con plomos de un kilo".
"Como cebo utilizan alachas
algo saladas a las que privan de cabeza y cola para ofrecer menos resistencia
en la bajada, pero añaden caballas enteras o enormes calamares
frescos para que el conjunto sea bien visible allá abajo y así,
además, poder tentar a los grandes tiburones del fondo".
"Eduardo
monta los carretes que llevan unos 1.000 m de línea.
Uno de ellos lleva Dacrón de 100 libras y el otro una fina y resistente
línea Dynema de un 0,50 mm, que trasmite mejor los toques del pescado
a través de los casi 400 metros de agua. Eduardo toma ahora el
mando del barco que había llevado Joaquín hasta localizar
el pesquero. Se trata de un cantil que cae desde los 380 hasta los 550
metros. Ambos amigos lo conocen muy bien pues han hecho ya a aquí dos o tres buenas pesqueras.
Es una pesca totalmente distinta a lo que estoy acostumbrado. Pese a que
también resulta emocionante dado el tamaño de las piezas
que se logran, la verdad es que prefiero el tradicional modo de pescar
con caña y carrete de mano, sintiendo los toques y las cabezadas
del pescado al subirlo desde el fondo. Pero esto es impensable a estas
profundidades.
" Admiro sinceramente el arte que mis anfitriones
desarrollan, para pescar en una determinada zona del cantil. Como
no se puede fondear el barco, dada la enorme profundidad, tienen
que calcular la deriva según la supuesta corriente y la brisa existente.
Para ello avanzan hacia barlovento, incluso media milla, para calar una
de las cañas. Dejan el barco a la “ronsa” y unos minutos
después calan la segunda caña, para que así ambas
no que no se enreden. El barco sigue con el motor encendido corrigiendo
Eduardo la deriva para no se enreden las líneas y para hacer caer
los aparejos en el sitio preciso".
"Tan conocido lo tienen, que quedo sorprendido
porque parece que van adivinando el fondo que tienen que encontrar en
el transcurso de la deriva del barco. Eso sí están pendientes
en todo momento de G.P.S. y sonda. Una vez calado el aparejo, el plomo
tarda cerca de 15 minutos en poner las carnadas en la roca del fondo".
"En ese momento se ve venir un barco deportivo
con la proa hacia nosotros. Celosos de su secreto, dan avante para salir
de la vertical del acantilado. El otro barco al vernos navegar desiste.
El patrón ordena recoger los aparejos. Cuando faltan unos 100 metros
de línea nos sorprende el comprobar unos tirones y cabezadas en
la caña. Alguien dice: - viene algo y se está “cabreando”
al ver la luz del día-. Efectivamente a los pocos minutos aflora
una cherna de 5 o 6 kilos a la que ellos que ellos clasifican como “chernica”.
Y esto ocurre con la primera calada, con lo que nuestra ilusión
aumenta con la expectativa de una gran pesquera".
" Las horas pasan rápidas. Mientras
cae una vez el aparejo, da tiempo incluso a tomar un taco y de abrir una
botella de Rioja que temple los cuerpos castigados por el madrugón.
Nos turnamos en mantener las líneas entre los dedos para sentir
las picadas".
"Siendo sincero, solamente noté una
picada en una ocasión y lo fue de una intensidad semejante al toque
de un pagel. Di un brusco tirón, recogiendo luego 3 o 4 brazas.
Entonces sí que noté el aumento de peso en la línea,
a causa de la pieza que se debatía casi medio kilómetro
mas abajo. Luego, al conectar la corriente en el carrete eléctrico,
la caña se hizo un arco y el pequeño motor del carrete apenas
podía elevar aquella pieza descomunal. A los pocos minutos se rompía
el sedal probablemente debido al roce del mismo en algún saliente
del cantil. Poco después consigo mi primera cherna de 5 o 6 kilos.
Joaquín, mas ducho en el oficio que Pepe y que yo, y además
pescando él con el aparejo que emite destellos luminosos, clava
uno tras otro, pollos, chernas etc. En una ocasión eleva del fondo,
un enorme sable de metro y medio, un pollo y una robusta cherna".
"Se hace tarde ya. El día se ha mantenido
precioso. Un pez espada salta cerca del barco luciendo su plateado cuerpo
y lanzando espuma al aire al caer de costado. Son las cinco de la tarde
y nos quedan un par de horas de navegación. Estamos cansados pero
satisfechos del día maravilloso y de la pesquera."

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grandes chernas conseguidas otro día a bordo del "Okapi"
Comentaba en aqueña ocasión al
director de Pesca a bordo, si se dañaba o no la fauna marina costera
con este tipo de pesca. Me refería a la pesca con carretes eléctricos.
Quizás la captura masiva de grandes besugos conseguidos con estos
carretes hagan estragos al disminuir la población de reproductores
de esta especie. Afectaría entonces a la densidad del besugo en
aguas menos profundas.
Me pregunto si con relación a estas grandes
chernas sucede lo mismo. Creo sinceramente que no. Estos ejemplares de
chernas si no se capturan de este modo se convierten en un recurso desaprovechado.
Eso sí respetando las limitaciones legales con respecto a la cantidad.
El ciclo vital de la Cherna puede desarrollarse en alta mar, primero en
las capas superficiales bajos objetos flotantes, (tal como lo hemos visto
en alguna ocasión) y luego, en una sorprendente adaptación,
bajan a fondos impensables para otras especies.
Fue una experiencia agradable y sorprendente en la que
Joaquín patrón y armador del “Okapi” y nuestro
común amigo Eduardo nos hicieron una demostración de su
buen hacer pescando en los abismos submarinos. Gracias amigos.
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