UN MONSTRUO DEL ABISMO |
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La tecnología actual ha puesto al alcance del pescador deportivo metas que eran impensables hace años. Bien es verdad que es preciso además, para lograr aquellas, cierto espíritu innovador - y diría que aventurero -, dispuesto a investigar lo desconocido, aún a costa de molestias y fracasos. En este momento es Félix el que cree que ha clavado algo. Eduardo toma la línea en sus manos y asiente: -¡llevas uno muy gordo!- asegura. Félix nota claramente los tirones de un animal que se debate allá abajo a casi medio kilómetro de profundidad. Pone en marcha el carrete y pronto la caña se curva en un arco. De vez en cuando patina el embrague y cede línea al tiempo que la caña cabecea con violencia. Cuando faltan pocos metros el sedal se aparta del barco y a unos 15 metros se ve salir una gran burbuja de aire y al poco la tripa blanquecina de una enorme cherna asoma en la superficie. Se agita algo intentando nadar hacia abajo pero la brusca descompresión la tiene aturdida y la hace flotar. Con cuidado la atraen al costado del barco, le meten un bichero por su gran boca abierta y la engarfian. Abren la portezuela de la popa del barco y a través de ella de ella la meten a bordo. !Es tremenda, tiene por lo menos 35 o 40 kilos! –asegura Eduardo-.
La alegría reina a bordo, pues puede que el sitio esté “virgen” y nunca haya bajado aquí un anzuelo. Félix lleva de nuevo el barco al sitio marcado previamente en la pantalla del plotter del G.P.S. para intentar derivar hacia el mismo sitio. Calan de nuevo las dos cañas. Al acercarse de nuevo, según indica la sonda, casi arriba del cantil submarino, una fuerza increíble tira de la línea del carrete haciéndole perder sedal rápidamente al tiempo que la caña se incurva peligrosamente. No es un enroque pues la deriva del barco es ahora muy lenta. Aflojan algo el freno del carrete para que no se rompan ni el sedal ni la caña, y el pescado hace una larga salida en la que se lleva mas de 300 metros de línea. Llega un momento en el que el pescado que se debate en el abismo de las profundidades marinas, parece que se cansa por lo que Félix aprieta algo el freno del carrete. A veces este patina pero poco a poco va cobrando sedal, ayudándole manualmente el pescador. Las salidas de línea y la lenta recogida se alternan, pero poco a poco aquel tremendo animal es izado del fondo. A bordo no tienen prisa. Es muy importante que el pescado al que suponen una enorme cherna llegue muy fatigado. Pronto se dan cuenta que debe ser otra cosa, por la gran resistencia que ofrece. En este momento el bicho tira inconteniblemente hacia abajo y mas cien metros de línea, ya recuperada, es cedida de nuevo. El tiempo pasa rápidamente. Llevan ya dos horas de lucha. Ahora si que notan señales de cansancio en aquel animal. La caña sigue hecha un arco pero el carrete ayudado por Felix recoge línea de una manera regular llenando esta poco a poco el tambor del mismo. Cuando faltan 15 o 20 metros , Pepe asomado por la borda exclama: -¡Madre mía!.¿ Que es eso? ¡Es enorme! ¡Si es un tiburón..! Eduardo impone la calma. Prepara dos bicheros previamente amarrados a puntos firmes de la borda. Se calzan Felix y él unos guantes Abre la portezuela de popa y pasa a la platafoma de baño. Felix aguanta como puede las tarascadas del bicho que ahora junto al barco se revuelve. Hábilmente Eduardo le clava con decisión el primer bichero en su amenazadora boca abierta y lo cede a Ignacio. En este momento el tiburón se revuelve y hace saltar espuma junto al barco. Eduardo toma el segundo bichero que le da Pepe y lo clava donde puede, cerca de la boca. Están asombrados. Es distinto a todos los tiburones que conocen marrajos o tintoreras comunes en el Mediterráneo. Posteriormente Félix averigua que se trata de una cañabota, un tiburón de profundidad, pariente próximo del boquidulce. Tiene los ojos verdes, una única aleta dorsal muy cerca de la caudal, y unos dientes en la mandíbula inferior característicos en forma de peineta. Tiene además 6 hendiduras branquiales en vez de las 5 habituales en las demás especies de tiburones. Aún pescan un rato más cuando el bicho se queda inmóvil y ellos se tranquilizan, consiguiendo otras chernas . Ya es tarde, por lo que ponen rumbo al puerto. Anuncian su llegada para que un camión lleve la enorme cañabota a la nevera. Atracan ya de noche pero hay gran expectación en el muelle. Fue sin duda un récord mediterráneo en su clase y en esta pesca ya que la enorme cañabota pesó 250 kilos.Años despues, en un concurso de pesca lograron a bordo de otro barco la cañabota mas grande que se ha logrado en Torrevioeja y que aún es récord local de pesca recreativa. Ver mas abajo
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