PESCAS TRADICIONALES EN TORREVIEJA Incluyo en las siguientes páginas, la pesca de la sepia, la pesca con panetas y la del atún con procedimientos antiguos y modernos La pesca de la sepia
La sepia (Sepia officinalis), llamada
también choco o jibia, es un molusco decápodo bien conocido.
Su cuerpo aplanado tiene en su interior, como es sabido, un esqueleto
con aspecto de barquilla. Cuando quiere ocultarse o está cazando,
se camufla y toma el color del fondo en el que se posa (mimetismo). Cuando
está a pequeña distancia de su presa, le lanza rápidamente
sus dos largas patas prensoras, dotadas de ventosas adherentes. Cuando
huye, lo hace impulsándose hacia atrás mediante un chorro
de agua que lanza por un sifón que asoma junto a la cabeza, al
tiempo que proyecta un denso chorro de tinta para ocultarse de sus enemigos.
Otro curioso modo de conseguirlas en los meses de freza es pescando la sepia con reclamo utilizando para ello una hembra en celo. Esta clase de pesca, tradicional desde antaño en Torrevieja, aún tiene muchos adeptos . Se practica precisamente durante los meses de diciembre a febrero que es cuando se reproducen . No es fácil distinguir los
machos de las hembras. Según los expertos, aunque tienen un colorido
variado y cambiante como los machos, las hembras presentan unas manchas
ovaladas blancas en su capa, que se hacen mas estrechas en el macho, tomando
así este último un aspecto atigrado, especialmente cuando
están en celo. La piel de los machos, al contraerse, forma unos
salientes rugosos mas apreciables. Me aseguraba Valentín Rojas,
un experto local en este tipo de pesca, que la hembra en celo tiene unas
manchas rojizas, junto al sifón propulsor, que la caracterizan. Pesca de la sepia con barquilla
Pesca de la sepia con hembra Ya con una o dos hembras vivas en un balde, se sujeta una de ellas por la punta del manto con uno o dos anzuelos ligados a una línea fina que se amarra a la popa. Entonces se pasea lentamente, a corta distancia del bote, por sitios querenciosos y poco profundos o por las orillas de los muelles o escollera. La mejores horas son las que preceden a la salida del sol y después del ocaso.
La sepia es capaz de emitir una tenue luz fosforescente por la parte inferior de su manto que es captada por los machos. A menudo son varios, los que subiendo desde el fondo, se acercan lentamente ondulando la aleta que rodea su cuerpo y presentando su piel, el aspecto atigrado que los caracteriza. Dice Valentín Rojas, contramaestre del Club, que son instantes realmente emocionantes cuando se ve, con la ayuda de una linterna, al grupo de machos rodeando el bote, cada vez más próximos... Entonces se entabla, según los expertos, un verdadero diálogo entre las sepias mediante cambios en la coloración y actitud de la patas. Pronto alguno mas decidido o mas ardiente capta la receptividad de la hembra, y se le acerca mas; luego al sentirse aceptado, de un modo impulsivo le abraza por la cabeza y cuello. Es entonces cuando el pescador mete a los dos en el salabre... La única precaución ahora, al subirlas a bordo,es apartarse del indignado galán, que hará todo lo posible por descargar su ira y su tinta en el desconsiderado pescador que ha interrumpido alevosamente sus amores.
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